Hay públicos de muchos tipos. Y estamos viéndolos a todos durante las grabaciones.
Está quien llega y se queda a lo lejos, mirando cómo grabamos alguna secuencia y se queda allí hasta que terminamos.
Está quien llega y pasa al fondo del plano, jodiendo la toma porque, lógicamente, va con ropa de verano.
Y por último está quien llega y pasa justo por delante de la cámara. Viendo desde lejos que estamos grabando. A veces hasta saluda, como si nada.
Aguantar todo esto en un set de rodaje en mitad de una plaza, a las doce de la mañana y tras repetir hasta diecisiete veces una secuencia, es para volverse loco.
Por suerte, la escena de hoy era un diálogo entre Flanagan y Carmen, en el que van deduciendo cosas de todo el caso que tienen entre manos, y trabajar con ellos significa pasarlo bien, buen rollo, confianza y, sobre todo, un buen hacer difícilmente comparable.
Hemos grabado otro de los besos de la película. Uno de los bonitos, de los intensos. Trabajazo enorme el de Flanagan (Jorge), que ha soltado, quizá, sus mayores parrafadas de todo el guion completo. Y muchísima espontaneidad en Carmen (Adela) en cada una de sus palabras, que se amoldan perfectamente al personaje. Sin duda, una pareja que dará mucha categoría a este proyecto.
Todo esto, mientras hordas de moscas salvajes se empeñaban en comerse a los protagonistas del día. No ha sido fácil, no. Pero ha quedado una escena 29 bastante buena.
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